Nací y crecí en Bogotá, una ciudad que tiene casi 10 millones de habitantes y desde muy pequeña pude ver cómo crecía y se llenaba de carros, motos y transporte público deficiente. Los problemas de movilidad, polución, contaminación visual y auditiva han sido nuestro pan de cada día hasta la actualidad.

Hace 5 meses la vida me trajo a una nueva ciudad, más pequeña y con un sistema de transporte más eficiente. Me sorprendí al ver que moverme acá me tomaba 15 a 20 minutos máximo. Otro aspecto en el que sentí la diferencia fue el de la polución; actualmente vivo en el centro de la ciudad y tengo una mejor calidad del aire que en la zona donde vivía en Bogotá.

El ruido fue algo que cambió sutilmente, la gente casi no usa el pito acá y eso fue un alivio, sin embargo, por alguna razón que aun no comprendo, la policía, las ambulancias y los bomberos, son fanáticos de usar las sirenas con todo el volumen que pueden, así no haya tráfico bloqueando su paso por las calles.

Con la llegada de la cuarentena la ciudad bajo su ritmo y se sintió desocupada. Nos permitieron salir a la calle por espacios de tiempo cortos para hacer ejercicio y hacer las compras. Dada la coyuntura e impulsada por mi esposo, decidí usar la bici para movilizarme y hacer algo de ejercicio y debo agradecerle pues se abrió un mundo nuevo para mí, a pesar de que no era la primera vez que me montaba en una bici.

¿Qué factores hicieron que esta experiencia fuera tan especial para mí?

Una buena parte de esto tiene que ver con la cuarentena y en estos momentos debo agradecerla. Por primera vez en mi vida salí a las calles y pude respirar aire limpio como el del campo. También me impresionó el silencio y la tranquilidad de las calles al no tener que escuchar el ruido de los carros. También me impacto la rapidez con la que pude movilizarme pues no había trancones en la ciudad. Para alguien que viene de Bogotá esta experiencia ya tiene otro nivel.

Puedo seguir hablando de muchos beneficios más, pero creo que una de las más importantes, fue la de volver a hacer deporte y hacer conciencia de todos los beneficios que me trajo física y emocionalmente.  Subrayo esta palabra pues la verdad es que montar en bici me ha ayudo a bajar el estrés y la ansiedad causados por la situación actual.

Hoy 23 de abril sentí la necesidad de caminar y con tristeza pude ver como la ciudad despertaba nuevamente a lo que era antes. Hace unos días se anunció que la cuarentena iba a empezar a levantarse paulatinamente desde el 3 de mayo, pero al parecer, muchas personas empezaron a salir antes de tiempo como lo hacían antes usando sus carros y hoy me estrellé con esa vieja forma de vivir, donde el ruido de los carros invade todo y el aire huele a exosto y sentí tristeza, pues me di cuenta de que ese modelo de ciudad no me gusta.

Creo que no he sido la única que ha experimentado todo este cambio, he podido ver que en las redes muchas personas han publicado fotos de sus ciudades sin contaminación en donde nuevamente se ha podido ver lo maravillosa naturaleza que los rodea y han podido disfrutar de un aire que hacía muchos años no tenían.

Finalmente, hoy he comprendido que no solo era Bogotá la del caos. La polución y la contaminación visual y auditiva es un problema que se generaliza en la mayoría de las ciudades del mundo y muchos aprendimos desde pequeños a vivir con ella y creer que esto era normal. Como sociedad pusimos otras prioridades primero para lograr tener una buena calidad de vida, sin darnos cuenta de que la base de todo es la naturaleza y el aire limpio para respirar, pues si no podemos respirar simplemente morimos…, tuvo que venir una pandemia para enseñarnos esto.

Hoy hago una invitación a las personas que se identifican con esta experiencia para que aceptemos la invitación de cambio que nos trae este momento tan particular en la historia de la humanidad. Hoy tenemos la oportunidad de reinventarnos y priorizar en lo que realmente es importante. Cuidemos nuestros entornos, cuidemos la naturaleza, cuidemos el agua, cuidemos a los que amamos pues aquí es donde yace la verdadera fuerza del humano.

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